"Ahora gozo en la vida de amor, luz y dicha ilimitados"
Mientras lees estas líneas, respira hondo y, al exhalar, deja que la tensión abandone tu cuerpo. Deja que el cuero cabelludo, la frente y la cara se relajen. Al leerlas no es necesario que tu cabeza esté tensa. Deja que la lengua, la garganta y los hombros se relajen. Puedes sostener un libro con los brazos y las manos relajados. Hazlo ahora. Deja que la espalda, el abdomen y la pelvis se relajen. Deja que la respiración se calme mientras relajas las piernas y los pies.
¿Has notado un gran cambio en tu cuerpo desde que has empezado a leer el párrafo anterior? Advierte lo tenso que estabas. Si te ocurría con el cuerpo, también te ocurría lo mismo con la mente.
En esta postura relajada y cómoda, repite: «Estoy dispuesto a soltar la tensión. La abandono. La suelto. Me libero de ella. Suelto el miedo. Suelto la ira. Suelto la sensación de culpa. Suelto la tristeza. Suelto todas las antiguas limitaciones. Lo suelto todo y me siento en paz. Estoy en paz conmigo mismo. Estoy en paz con el proceso de la vida. Me siento seguro».
Confío en el proceso de la vida... Estoy a Salvo en el universo
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