"Soy un alma bella y singular"
Para aceptarte tienes, entre otras cosas, que olvidarte de las opiniones de los demás. Si yo viviera contigo y no cesara de decirte: «Eres un cerdo violeta, eres un cerdo violeta», te reirías de mí o te enojarías conmigo, y pensarías que estoy loca. Dudo mucho que te lo creyeras. Sin embargo, muchas de las cosas que decidimos creer sobre nosotros mismos son tan disparatadas y tan falsas como esta. Creer que tu valía intrínseca depende de tu silueta es tu propia versión de creer que «eres un cerdo violeta».
Con frecuencia, aquello que vemos como nuestros «defectos» no son más que expresiones de nuestra propia individualidad. Es lo que nos hace únicos y especiales. La naturaleza nunca se repite a sí misma. Desde los albores del tiempo no ha habido dos copos de nieve idénticos ni dos gotas de lluvia iguales. Y cada margarita es distinta de las otras. Nuestras huellas dactilares son distintas, y nosotros también. Estamos hechos para ser diferentes. Cuando aceptamos que es así, dejamos de competir y de compararnos con los demás. Intentar ser como otra persona es hacer que nuestra alma se marchite. Hemos venido a este planeta para expresar quiénes somos.
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