"Siempre me hablo con cariño y afecto"
Recuerdo perfectamente la primera conferencia que di. Cuando bajé del estrado, me dije en el acto: «Louise, lo has hecho de maravilla. Has estado fantástica para ser la primera vez. Cuando ya lleves cinco o seis conferencias, serás toda una profesional».
Al cabo de un par de horas, me dije: «Creo que podemos cambiar algunas cosas. Cambiaré esto y aquello otro». Me negué a criticarme en cualquier sentido.
Si nada más bajar del estrado me hubiera criticado diciéndome: «Vaya, has estado fatal. Has cometido este error y aquel otro», la segunda conferencia me habría dado pavor. Pero como no fue así, la segunda incluso me fue mejor que la primera, y al llegar a la sexta ya me sentía como una conferenciante profesional.
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