"Saludo a mi niño interior con amor"
Dirígete hacia un espejo. Mírate profundamente a los ojos. Percibe más allá del adulto que ves ante el espejo y saluda al niño que llevas dentro. ¿Qué está intentando decirte?
1. Busca una foto tuya de cuando tenías cinco años. Pega con cinta adhesiva la foto en el espejo del cuarto de baño.
2. Contempla la foto unos minutos. ¿Qué es lo que ves? ¿Ves a un niño feliz? ¿A un niño desgraciado?
3. Háblale a tu niño interior delante del espejo. Puedes contemplar la foto o incluso mirarte a los ojos, haz lo que te resulte más cómodo. Si de niño tenías un apodo, úsalo para hablar con tu niño interior. Sentarte ante el espejo es muy útil porque, si estás de pie, en cuanto empiecen a aflorar sentimientos difíciles dentro de ti sentirás la tentación de salir corriendo del cuarto de baño. Siéntate, agarra una caja de pañuelos de papel y empieza a hablar con tu niño interior.
4. Abre tu corazón y comparte tus sentimientos más íntimos.
5. Cuando hayas acabado, repite estas afirmaciones: Te amo, cariño. Siempre estaré a tu lado. Estás a salvo.
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