"Estoy aquí para amar el mundo"
«Nuestro propósito en la vida es ser un espejo amoroso para el mundo», decía Louise.
Cuanto más nos amamos a nosotros mismos, menos proyectamos nuestro dolor al mundo. Cuando dejamos de juzgarnos a nosotros mismos, menos juzgamos a los demás.
Cuando dejamos de atacarnos a nosotros mismos, no atacamos a los demás. Cuando dejamos de rechazarnos a nosotros mismos, dejamos de acusar a los demás de hacernos sufrir. Cuando empezamos a amarnos más a nosotros mismos, nos sentimos más felices, y estamos menos a la defensiva y más abiertos. A medida que nos amamos a nosotros mismos, amamos más de forma natural a los demás. «Amarte es el mayor regalo, porque lo que te ofreces a ti lo experimentan los demás», afirmaba Louise.
El amor siempre se comparte. Es un regalo, como la verdadera felicidad
y el éxito.
Acaba beneficiándote a ti y a los demás. «Cuando pienso en el amor, me gusta visualizarme de pie envuelta en un círculo de luz», señalaba Louise. «Este círculo representa el amor, y me veo rodeada de amor. En cuanto siento este amor en mi corazón y en mi cuerpo, visualizo el círculo expandiéndose para llenar la habitación, y luego cada centímetro cuadrado de mi hogar, y después el vecindario, la ciudad, el país entero y todo el planeta y, por último, el Universo. Esto es el amor para mí. Así es cómo el amor funciona.»
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