"Nunca soy demasiado mayor para aprender y crecer"
No cometas nunca el error de creer que eres demasiado viejo para cualquier cosa. Mi propia vida no empezó a tener sentido hasta llegar a la mitad de los 40, cuando empecé a enseñar. A los 50, fundé mi editorial a una escala muy pequeña. A los 55, me aventuré en el mundo de la informática, asistí a clases y superé mi miedo a los ordenadores. A los 60, empecé a cultivar mi primer huerto y desde entonces me he convertido en una apasionada agricultora ecológica que cultiva sus propias hortalizas. A los 70, me apunté a clases de arte para niños. Varios años más tarde, me gradué tras asistir a clases de arte para adultos, y ahora he empezado a vender mis cuadros.
Recientemente, he decidido ampliar mis horizontes en áreas que antes me intimidaban y me he inscrito en clases de baile de salón. Ahora voy varias veces a la semana, y estoy alcanzando mi sueño de la infancia de aprender a bailar. También he empezado clases de yoga, y mi cuerpo está haciendo cambios positivos.
Me encanta aprender cosas que no había experimentado antes. ¡Quién sabe lo que haré en el futuro! Pero lo que sí sé es que seguiré haciendo mis afirmaciones y expresando una nueva creatividad hasta el día que abandone este planeta.
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